Desde el inicio de año noté menos automóviles circulando en Guadalajara. Por supuesto, lo pensé como un efecto del “gasolinazo”: Menos gente estábamos utilizando el auto y todos buscábamos maneras de optimizar nuestros recorridos. Yo decidí darle un buen mantenimiento a la bicicleta y empecé a realizar los más recorridos posibles con ella. Al final del mes, sí compré menos gasolina en enero comparado con lo que usualmente utilizaba.
Hoy leo que las estaciones de servicio sí vieron sus ventas reducidas en el mes de enero. Entre las reflexiones de que la gasolina está gravada con IEPS, pensé a partir del significado que ese impuesto “especial” tiene. Y se trata de un impuesto pensado en desincentivar el consumo de cierto productos. A partir de la experiencia en Guadalajara, parece que el impuesto está cumpliendo su propósito.
“Tras el ‘gasolinazo’ de enero, estaciones de servicio reportan una disminución en las ventas de 22% en promedio.”
Fuente: Baja consumo de gasolina en ZMG
Cuando hablo de Guadalajara, la describo como una ciudad hecha para los autos. Recuerdo los días de usuario del Tren Ligero, cuando era muy conveniente por la cercanía de estaciones entre mi hogar y mi centro de trabajo. Sin embargo, nuestra ciudad sigue careciendo de transporte público de calidad. Y si como sociedad no logramos el balance entre mejorar el transporte y utilizarlo mejor y más responsablemente, seguiremos sin mejorar nuestra situación de movilidad y nuestro entorno.
¡Qué lástima que haya tenido que ocurrir el “gasolinazo” para que redujéramos el uso del automóvil! Sin embargo, espero que este efecto sea duradero, dé lugar al crecimiento de otras alternativas de transporte, e involucre a más personas en la mejora de la movilidad de nuestra ciudad.